viernes, 31 de octubre de 2008

Una Utopía sin remedio

Creo que sólo podemos cambiar la sociedad en la medida que practiquemos nuestro idealismo, pero ni aún así, sólo podemos contagiar a quienes nos admiran, nos estiman y nos rodean. Con aquellos que tenemos un contacto que no vamos a perder jamás. Porque el ser humano no está acostumbrado a no competir. ¿Se habrán preguntado porque hablamos de ética?, si todos nos dedicáramos a vivir correctamente, no necesitaríamos la ética, esa palabra nace porque hay gente que no hizo lo correcto, porque se desvirtuó la vida, y la sociedad.
Quizás porque nos inculcaron que en algunas ocasiones todo valía, como en la guerra y en el amor, y también en la economía y también en el poder.
Es hermoso creer en un ideal ético y no bestial, pero no les sirve a los poderosos, y ellos son los únicos que podrían hacer algo al respecto. No les sirve, por eso también la mala calidad de la educación para los pobres, es así la sociedad, no sería difícil cambiarla, pero no les conviene. Mientras más crítico se vuelva el ser humano, menos fácil les será cuentearnos, y engañarnos con palabras. Por eso los hijos de obreros, deben seguir siendo obreros y además padres de hijos que serán obreros.
Además la persuasión de la televisión y la publicidad, cada vez más la tecnología nos hace estar comunicados con todo el mundo, con lo que queramos, pero a la vez cada vez estamos más y más solos, mirando la pantalla de un computador, de un televisor, sonriendo, pensando que somos una multitud, cortamos el cable y la sociedad desaparece. Y no salimos, no compartimos, no sonreímos… ¿qué podemos esperar, o a qué podemos aspirar? Cada vez estamos más perdidos en el desencanto, cada vez es más difícil educar, cada vez se nos hace más difícil encontrarle el sentido a la vida.
Imaginar que, ni Jesús, siendo hijo de Dios, pudo cambiar el pensamiento cerrado de los fieles en ese tiempo, menos de los publicanos. Cómo podremos nosotros, ni aún con empeño, ni aún con esfuerzos, ni aún con estudio, ni aún siendo del lado de los poderosos.

Me he dado cuenta con el tiempo, que las personas buenas que hay en este mundo que no son pocas, también se han desencantado con la bondad, a veces les hace falta maldad, porque la retribución de la entrega nunca llega, sino todo lo contrario: “las chicas buenas van al cielo, las malas, a todas partes” tan tentador como esa frase, para no quedarse atrás en esta sociedad competitiva, hoy tenemos a niñas embarazadas, a niñas y niños drogadictos, delincuentes, ladrones, asesinos. Entre otros.
A veces creo que la culpa no la tiene la modernidad en sí, sino en el pasado, quizás a nuestros padres les castraron la libertad, a las mujeres les castraron sus sueños de personas, sus intereses de ser, y tuvieron que dedicarse a bordar, a planchar a lavar, a criar niños. Quizás a los hombres les castraron el deseo de diversión, de entretención, y los obligaron a mantener, a proveer, quizás por esos ellos hoy han dado libertad absoluta a sus hijos, a sus deseos, a sus sueños, quizás por eso la mujer de hoy se alza con tanta furia y salta lejos de los brazos de un hombre protector. Quizás la culpa no sea de la ética malograda de hoy, quizás la culpa es de haber tenido tanta ética en la vida pasada, que nos dejó saturados y por eso este escape se está volviendo en un caos. No quiero parecer pesimista, creo en el valor de los seres humanos por lo que son más que por lo que tienen, creo en el poder de la bondad, la caridad, y la lealtad. Creo en el amor y el respeto. Y creo que si los que piensan con la cabeza fría pero el corazón ardiente, son capaces de contagiar ese espíritu valórico de la vida y el ser en este tiempo moderno, en donde nos penetra toda la vaciedad del mundo entero, ya habremos sido un aporte en esta misión de vida que es simplemente vivir y respetar lo que Dios nos ha regalado

lunes, 27 de octubre de 2008

Libertad

¿Existirá un ungüento para la rebeldía?
Necesito un cielo eterno que no me vea
Un camino hacia el sol
Tardes enteras perdiéndome.

Aunque haya centenas de disimulos que decir
Aunque haya cientos de olvidos en nuestro corazón
Aunque haya una hoguera al fin del camino…


La libertad nos dejó solos
La soledad libres.
No obstante felices.

Pero terminando de apoco se fue
Las banderas de conquista nos rodearon.

Y hoy estamos yertos de amparo.
Ofendidos de falsos consuelos.

La esclavitud nos dejó acompañados
La compañía esclavos.

jueves, 9 de octubre de 2008

duditativa




Quizás haya oscuridad en todas las almas
Secretos sin voces
Deseos suicidas.
Y azotes
Quizás la bondad nos ha hecho mal
Nos hizo falta un poco de rudeza
Un poco de crueldad.

viernes, 3 de octubre de 2008

Adiós a los juglares



¿Estaremos listos para esta carrera de rosas y arlequines?
Se preguntan trovando viejos juglares
En el corredor habitamos a granel en besos y flores
Las historias nos afloran de los poros,
Al cerrar los ojos nacen como niños mojados.
La suavidad de la poesía se cuela en el aire.
Algo en el silencio nos dice que llegaremos con nuevas melodías
Más tristes, menos épicas…
Con las voces gastadas pidiendo descansos…
Recesos,
Retrocesos
Un tropiezo de botones.
__ ¡Nos ganan los pétalos desaparecemos!

__ ¡Lucharemos, juglares, lucharemos!

Estando en el sueño no supimos despertar
Hemos vuelto a alejar la distancia
Del día.
Del cuerpo.
De la voz.

Las rosas han ganado, nunca murieron
Las rosas han vencido.
Nos desahuciaron.

__ Adiós arlequines adiós.