sábado, 1 de septiembre de 2012

Desde que existes



Radiantes los labios tengo de mencionarte
Y  eufórico el corazón de pretenderte
De idearle colores a mi vientre
Y que llenes de paisajes tu  atolondrado y acuoso cristal.

A veces quisiera entristecerme  y traspasarte  esa  languidez de la  vida
Ese silencio de estrella perdida, que habita en mi espacio
Pero no  es justo que sufras de la misma poesía
Ni de la misma nostalgia imprecisa de mi andar  cosmológico
Ni que tropieces en las mismas piedras que yo,  antes de llegar aquí

Aunque…  ya no recuerdo en los caminos que anduve
Porque desde que tu existes,
Presiento que no soy  un corazón congelado
Y Que no lucho con gigantes que no puedo vencer

De golpe se me  ha venido el sol a la vida
Y han vuelto  las almas que a diario perdía,
Ahora,  iriso   (azul/naranja),   de tu mano invisible,
El cielo,  
Aunque a veces él,  quiera convencerme de su  tono gris