jueves, 6 de noviembre de 2008

Hacia el Fin la vida



Sentado en el sofá de mimbre,
Ve como las naranjas que cortó se devuelven al árbol del origen
Como el aliento de vapor hecho retorna al cuerpo cansado.
Como las olas se devuelvan al mar
Y como las ovejas hoy no salen a pastar

El surco que con paciencia abrió
Se cierra invitando a la semilla a no salir de su mano temblorosa.
Y el árbol que cortó para leña
Regresa a sus raíces firmes.

Entonces siente que es tiempo de descansar
Que el tiempo inclemente no se ha detenido ni una vez
Para verlo pasar.
Que no ha tenido con él consideración.

Distingue en el reflejo del vaso que sostiene trémulo
Una sombra de infinito tiempo
Gastado, café, seco.
Sus ojos como riachuelos áridos
Su rostro mustio como desierto.

Entonces cuando ya es tarde,
comprende la vida.

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